- Has abandonado ciertas actividades de ocio o tareas rutinarias
- Tienes menos ganas de hablar con la familia y/o amigos
- Sientes una disminución de tu apetito
- Tienes problemas para conciliar el sueño
- Tienes sentimientos de tristeza constantes
- Insatisfacción vital
- Pensamientos negativos
- Irritabilidad
- Disfrutas menos con las actividades de ocio y personales
- Tienes ideas de suicidio